Los misterios

La religión griega era ante todo una religión cívica o de la polis, cuyo fin primordial era estructurar la vida de los ciudadanos, en especial a través de los ritos, por medio de los cuales se marcaban los ritmos estacionales, se determinaban las etapas de la vida, y en definitiva se relacionaba al ciudadano con los demás y con sus gobernantes y se le integraba en la comunidad. Como complemento de ella surgieron los cultos mistéricos, un modo de vivir la religión caracterizado porque se accede a él voluntariamente, por iniciación; a diferencia de la religión cívica, estaban abiertos a ambos sexos e incluso a no ciudadanos o a esclavos. Su finalidad principal no era tanto rendir culto, sino proporcionar a los participantes en ellos una preparación para la vida y para la muerte, un lenitivo para sus angustias, cubriendo así una necesidad que la religión cívica pasaba por alto.